‘Sueños’ que aumentan el peso
La mala calidad del sueño podría estar vinculada con el sobrepeso y la obesidad. En los últimos cinco años se han realizado investigaciones que evidencian que, después de una noche de desvelo o de no haber tenido un sueño reparador, las personas suelen despertar con mucha hambre, en particular de comida rica en carbohidratos.
Menos horas de sueño por noche pueden provocar al día siguiente:
- Más apetito
- Más fatiga
- Menos deseo de realizar actividad física
- Más obesidad con el tiempo
Dormir y comer
La doctora Carolina Escobar, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, asegura que dormir mal podría ser un factor que promueva las ganas incontenibles de comer alimentos ricos en carbohidratos.
En su estudio “La calidad y la cantidad de sueño como factores determinantes de obesidad”, describe como en pruebas controladas realizadas en Estados Unidos, Bélgica, Francia y Japón se le solicitó a personas que habían dormido mal informarán cuáles alimentos se les antojaban en la mañana siguiente. Las respuestas coincidieron en inclinarse por galletas, salchichas, papas fritas y dulces.
Un tema hormonal
Según la especialista se cree que el cansancio físico causado por dormir mal hace que los niveles de algunas hormonas generadoras de la saciedad, como la leptina, bajen y, por lo tanto, las personas experimentan un gran apetito al día siguiente.
“Si la leptina está alta, dejamos de comer porque ya no se nos antoja nada, pero si está baja, sentimos hambre. En algunos de esos estudios se han medido los niveles de esa hormona en la sangre, y se ha visto que están muy bajos después de una mala noche de sueño”, reiteró la especialista.
Preocupación joven
Análisis epidemiológicos a largo plazo detallaron la calidad de sueño en grupos de jóvenes. Al cabo de 10 años de seguimiento, los investigadores encontraron que quienes decían dormir poco o mal habían desarrollado sobrepeso y afecciones metabólicas.
A la investigadora le preocupa particularmente la gente joven. Es un hecho que hoy en día los niños, por ejemplo, obsesionados por los juegos de video, el computador y las redes sociales, ya no se duermen a las ocho de la noche, como antes, sino a las 10 u 11. Pero los horarios de escuela son los mismos y como tienen que levantarse temprano duermen menos horas a la semana.
No se ‘duerma’ con las recomendaciones
“Hay que concienciar a los papás acerca de la necesidad de que sus niños descansen bien para evitar que desarrollen obesidad y problemas metabólicos”, insta la especialista, quien recomienda:
- Establecer un diálogo sobre la importancia del sueño.
- Practicar buenos hábitos del sueño.
- Tener horarios regulares para dormir, incluso en fines de semana.
- Prescindir de realizar actividades de alerta, como estudiar o jugar videojuegos, una hora antes de dormir.
- Evitar ingerir refrescos de cola u otras bebidas con cafeína después del mediodía.
- Evitar dormir con la televisión encendida.
- Practicar ejercicio regularmente.
“Entre más temprano se inculquen estas costumbres en los niños, es más fácil cambiar sus hábitos. Adicionalmente, resulta más sencillo cambiar los hábitos de sueño que lograr cambiar la dieta y el sedentarismo.”, complementa la enfermera Velia Margarita Cárdenas.
Por su parte, la doctora Escobar concluye que “ya se ha comprobado que hay una relación entre sueño y obesidad; cada vez se conocen más trabajos al respecto. Ahora, necesitamos convencer a las autoridades para continuar con la investigación”.
Más información
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