¿Qué hacer cuando llegan las malas noticias?
Las situaciones difíciles aparecen cuando menos lo espera. Saber reaccionar a ellas se constituye en la mejor opción para minimizar su impacto y permitirle crecer como persona ante la adversidad.
La muerte de un ser querido, la presencia de alguna enfermedad, entre otras situaciones infortunadas son noticias que duelen, aterran y generan confusión. Comunicar ‘malas nuevas’ siempre es un proceso difícil. Pero la realidad es que las experiencias negativas forman parte de la vida y debemos aprender a procesarlas de la mejor manera.
¿Qué son malas noticias?
Según el doctor Juan José Rodríguez, médico de familia, las malas noticias pueden asociarse a diagnósticos como enfermedades crónicas, incapacidades o pérdidas funcionales, con un tratamiento que es cruento, doloroso o exigente.
Con las malas noticias, el diagnóstico, además de preocupante, llega en un momento inoportuno. Sin embargo, de acuerdo con el contexto psicosocial, la persona que las recibe puede reaccionar de diversa maneras. Esto también depende de la edad y las obligaciones personales y familiares, la experiencia previa, los valores y las creencias
“Podríamos concluir que una mala noticia, en definitiva, es un conflicto entre las expectativas que tenía la persona antes de recibirla y las expectativas que esta le proporciona. Una mala noticia es cualquier información que ensombrece drásticamente las perspectivas de futuro de la persona a la que se informa”, asegura el especialista.
Las emociones más frecuentes cuando se recibe una mala noticia son:
- Tristeza y desolación.
- Desesperación al comprobar que no se puede cambiar la situación.
- Culpabilidad con base real o imaginaria, por ejemplo por pensamientos o palabras expresadas previamente.
- Temor, el cual puede tener muchas causas y expresarse de muchas maneras (¿qué va a pasar ahora?, ¿tendré problemas económicos?, ¿seré capaz de superarlo?). También se puede tener temor a la pérdida de control sobre las emociones, a volverse loco, o a cosas insignificantes.
- Celos de otras personas que no sufren el mismo problema.
- Vergüenza por estar en esa condición, sobre todo si se trata de enfermedades ‘rechazadas’ socialmente.
- Ira. Es un sentimiento muy común, aunque se considera inaceptable y es mal tolerada por el entorno, por lo que se oculta o genera vergüenza y culpa.
A veces se acompañan de síntomas físicos:
- Agitación
- Mareo
- Vómitos
- Ansiedad
- Boca seca
Estos disminuirán su intensidad y se recuperará el control, aunque es frecuente un curso oscilante que generará que vuelvan a aparecer.
Un duro revés
Puede que las malas noticias se estén esperando. Es posible que usted se vaya adaptando a ellas, se las imagine para saberlas soportar cuando lleguen, busque planes alternativos, se visualice sumido en las nuevas situaciones. Pero no es fácil.
La mayoría de las veces solo usted es quien debe asumirlas y soportarlas de la mejor manera posible, para que quienes lo rodean no sufran por algo que se gestiona individualmente. Sin embargo, la ayuda sicológica puede ser necesaria en algunos casos.
Es muy complicado sobresalir. Pero la obligación es respirar profundamente, tomar impulso y tomar la fuerte decisión de superar la situación. Estos son algunos consejos:
Soportar el dolor urgente
Nadie está preparado para recibir una mala noticia o ese dolor que viene de sopetón. Lo más importante es sacar el dolor, desahogarse, demostrar que le afecta y experimentar el duelo es fundamental. No inhiba estos sentimientos, sobre todo si conduce al aislamiento.
- Llorar funciona para vaciar la rabia. Vendrán tiempos mejores, tiempos más calmados en los que podrá sacar conclusiones y resolver los nuevos caminos. Siempre hay metas esperándolo.
- Desarrollar pensamientos positivos que fortalezcan su salud emocional.
También es importante y necesario:
- Comunicar la situación a las personas más allegadas, ellos serán el primer punto de apoyo en estos momentos difíciles, tanto a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Se necesita tiempo para asimilar la mala noticia, pero también hablar y expresar emociones.
- Realizar ajustes, cambio de planes, volver a reestructurar la vida. Adoptar un estilo mental más flexible y tolerante.
- Recobrar el ánimo, pues este favorece la recuperación. Por eso es necesario buscar el lado positivo a lo que le ocurre. El desánimo hace ver los obstáculos mucho más grandes de lo que son.
No oculte nada
Si usted es quien debe comunicar la mala noticia, ocultar la situación real no es un buen consejo. Al darla recuerde que:
- La información tiene que ser clara y debe repetirla de forma coherente las veces que sean necesarias.
- La información más complicada debe formar parte de la primera explicación. No obstante, en situaciones muy complejas o graves puede ser más conveniente dosificar, de tal manera que se añada nueva información solo cuando se haya asimilado la anterior.
Pasar por situaciones difíciles y afrontarlas lo hace crecer como persona. En cada uno de nosotros está crear esa capacidad de entendimiento para poder afrontarlas de la mejor manera. Dicen que las malas noticias le llegan a las personas que están en capacidad de soportarlas y gestionarlas. ¡Así debe ser!
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