
Mujeres ‘íntimamente’ saludables
Todas las mujeres, por lo menos una vez a lo largo de su vida, han padecido una infección vaginal. Una dolencia cuya aparición depende en gran medida de cómo ellas se practiquen su higiene íntima diaria. Ser mujer implica verse y sentirse bien, pero también sentirse cómoda con su cuerpo y su feminidad, por eso la atención a su zona íntima constituye un espacio fundamental del autocuidado.
Las características de las infecciones
Las infecciones que se presentan en los genitales externos, bien sea en la vagina o en la vulva, suelen manifestarse a través de flujos (leucorrea) acompañados de rasquiña o de mal olor. También puede desarrollarse con una inflamación o como verrugas y úlceras en los genitales.
Según Juan Carlos Vargas, ginecólogo y director científico de Profamilia, se recomienda un cuidado muy especial de los órganos genitales femeninos, debido a la sensibilidad de la vagina, resaltando la necesidad de mantener una limpieza íntima adecuada diariamente para prevenir todo tipo de infecciones.
“Una limpieza con agua y gel podría resultar suficiente; sin embargo, algunos geles pueden resultar irritantes. Se deben utilizar productos que nivelen el pH de esta zona y no alteren las mucosas vaginales. Luego del lavado se debe secar muy bien el área, ya que las bacterias y gérmenes se desarrollan mejor en condiciones de humedad y calor”, advierte el especialista.
Entre las infecciones vaginales más frecuentes se encuentran:
Vaginosis bacteriana: producida por un desequilibrio de la flora vaginal normal y el crecimiento de la bacteria Gardnerella vaginalis.
Candidiasis: producida por el hongo Candida albicans.
Tricomoniasis: producida por la bacteria Trichomona vaginalis. Es una infección de transmisión sexual (ITS).
Recomendaciones muy femeninas
Los siguientes consejos indican cómo lograr esa salud íntima:
- Evitar el uso de desodorantes en spray. Estos pueden ser irritantes, alérgicos y causar mal olor.
- Prescindir del uso de prendas íntimas y pantalones muy ajustados. Pueden generar fricciones que lesionan la delicada piel de la zona, y humedad.
- Evitar el uso de duchas vaginales. No son recomendables, salvo prescripción médica, ya que podrían eliminar microorganismos necesarios para proteger la vagina y provocar resequedad.
- Utilizar productos que contengan agentes limpiadores neutros que no alteren el pH de la mucosa genital. En este caso los jabones íntimos ayudan a calmar posibles irritaciones producidas por el contacto local; estos pueden contener manzanilla, avena y otros productos naturales.
- Lavar adecuadamente la ropa íntima. El aseo de los pantys es clave para su salud. Utilice jabones suaves y verifique su buen lavado con abundante agua.
- Asearse antes y después de la actividad sexual. Es importante lavar el área genital antes y después de mantener relaciones sexuales, más aún si han utilizado lubricantes u otro tipo de productos para la ayuda del acto.
- Cambiar con frecuencia los tampones y toallas higiénicas durante la menstruación. Estos elementos deben remplazarse cada 4 horas, en promedio, para evitar infecciones.
- Limpiar bien la zona genital femenina cuando realice sus necesidades fisiológicas. Hágalo siempre de adelante hacia atrás.
- Prevenir. Es la mejor medida y aliada de la limpieza íntima femenina.
La medicina natural al rescate
La naturaleza ofrece diversas alternativas que solucionar este tipo de afecciones. Los siguientes son algunos remedios:
Lubricantes a base de agua: funcionan muy bien para proteger el revestimiento vaginal por algunas horas. Los lubricantes de base acuosa se encuentran en cremas, gel, líquidos y supositorios. Su aplicación se realiza directamente en la vulva, el clítoris y dentro de la vagina, eso sí, previo lavado profundo de las manos.
Isoflavonas y dieta a base de soya: contienen sustancias vegetales que imitan ligeramente la acción de los estrógenos. Por lo tanto, una dieta con alto contenido de soya ayuda a reducir los síntomas de la resequedad vaginal. Los alimentos con isoflavonas de soya comprenden el tofu, la leche de soya y las semillas enteras de esta leguminosa.
Camote (de la familia del ñame y las batatas): existen cremas a base de extracto de camote que evitan la resequedad vaginal. Las investigaciones estudian la hipótesis de que el extracto de camote contenga propiedades similares a los estrógenos o la progesterona.
Cimicifuga racemosa: esta hierba que se consume como suplemento dietario sirve para el alivio de síntomas menopáusicos relacionados con la resequedad y las infecciones vaginales.
Más información
www.profamilia.org.co
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