¿Es cierto lo que dicen de la carne de cerdo?
¿Le gustan las costillitas de cerdo? ¿Adora los chorizos, las salchichas y el chicharrón de cerdo? ¿Le fascina la tocineta? ¿Se le hace agua la boca con un lomo de cerdo en salsa agridulce? ¿Y qué tal el tradicional lechón o pernil? ¿O el famoso jamón ibérico? Pues bien, no es el único.
Hay muchas personas en todo el mundo que adoran comer cerdo. Pero es probable que haya escuchado algunas versiones que ponen la reputación de esta carne, en tela de juicio, sobre todo cuando se habla de los efectos que tiene en la salud.
Son muchos los mitos y verdades sobre la carne de cerdo, algunas personas evitan comerla porque la consideran muy grasosa y otros temen contraer algún tipo de enfermedad, principalmente la triquinosis. Por el contrario, hay quienes la consideran una buena opción proteica que incluso aporta otros beneficios para la salud.
El pro y los contras
Los principales mitos o temores en torno a este tipo de carne y sus comidas se relacionan con:
- Su alto contenido de grasas y colesterol que influye en la dieta y puede transmitir enfermedades a los humanos. Sin embargo, el cerdo puede ser una importante fuente nutricional que aporta proteínas al organismo y resulta tan saludable como otras carnes, ya sean rojas o blancas.
- Con respecto a las grasas, hay que considerar que los métodos de crianza y conservación de estos animales han variado con el tiempo y se ha logrado disminuir el valor calórico de su carne. Además, se ha probado que algunos cortes específicos de estos animales aportan menos colesterol que las carnes rojas: las piezas más magras proporcionan entre 60 y 80 miligramos por cada 100 gramos, una cantidad inferior que las carnes de cordero o las vacunas. Esto último ocurre porque la carne de cerdo es rica en grasas monoinsaturadas, un tipo de ácido oleico característico del aceite de oliva, cuyo consumo contribuye a reducir los niveles de colesterol total en la sangre a expensas del llamado colesterol malo o LDL y a aumentar los niveles del denominado colesterol bueno o HDL.
“Junto con las aves sin piel o el conejo, el cerdo es una buena alternativa de consumo de carne que no implica una ingesta elevada de grasa ni incide de modo negativo en los niveles de colesterol en la sangre”, asegura la nutricionista Patricia Leal.
Cuidado con los embutidos
Lo que por nada del mundo recomiendan los especialistas son los embutidos o carnes de cerdo procesadas. Este tipo de productos como el jamón, los chorizos y los patés, sí son altos en colesterol y en grasas saturadas.
Con respecto a la triquinosis, si bien es cierto que la carne de cerdo es la principal fuente de contagio de esta enfermedad, en realidad este parásito también puede ser transmitido a las personas a través de otro tipo de carnes.
Recomendaciones de consumo
- Evite el contagio de la triquinosis u otras enfermedades, para ello la recomendación es comer la carne de cerdo bien cocida y conservada, para eliminar los parásitos y las bacterias.
Otros organismos que se pueden encontrar en la carne de cerdo (así como también en otras carnes y aves) son la Escherichia coli (e. coli), la Salmonella, el Staphylococcus aureus (estafilococo) y la Listeria monocitogenes. - Realice una manipulación adecuada y una cocción cuidadosa (o sea, que esté bien cocida), hasta alcanzar una temperatura interna de 11 °C.
- Compre carne de cerdo cuyos cortes tengan poca grasa en el exterior y que presenten una carne firme de color gris rosáceo. Para que tenga mejor sabor y sea más tierna, ésta debe contener una pequeña proporción de grasa veteada en la carne.
Elija su receta favorita y olvide todos los mitos en torno a la carne de cerdo, pues si es un corte magro, puede proporcionarte varios beneficios nutricionales.
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