Autora: Dra. Gilma E. Garrido

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Categoría: Nutrición al Día

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En el tiempo de la ‘ecoalimentación’

En el tiempo de la ‘ecoalimentación’

La alimentación sana se ha convertido en un tema de primer orden en la sociedad actual. Desde tiempos remotos, comer bien se asoció con la buena salud, incluso, el pensamiento hipocrático, sugerido por los médicos de la antigua Grecia, promulgaba: “Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”. Por eso, mejorar los hábitos dietéticos ha sido una constante como fuente segura de salud.

Como una manera de contrarrestar los excesos descontrolados en la alimentación moderna, surgen corrientes de medicina natural enfocadas en llevar una forma de nutrición sincronizada con las estaciones climáticas y los ciclos de producción naturales y más limpios, las cuales explican que una dieta equilibrada y rica en productos frescos es la mejor forma de prevención de muchos tipos de cáncer, incluso los alimentos obtenidos de cultivos ecológico se conservan más tiempo y en mejores condiciones.

“Se trata de una alimentación que prescinde de los productos químicos para que la industria agrícola y ganadera se oriente en favor de unos productos, si bien imperfectos en la presentación, más seguros y de mejor calidad nutricional”, explica el doctor Manuel Ignacio Yzuel Sanz, acupunturista.

4 razones diferenciales

Según el especialista, aunque resulta difícil demostrar que los productos obtenidos por los métodos ecológicos de la agricultura o la explotación ganadera tengan mejores nutrientes que los obtenidos por sistemas intensivos, sí cabe resaltar cuatro diferencias fundamentales entre unos tipos de alimentos y otros, especialmente en su impacto a la salud:

Mayor concentración de nutrientes: se debe a que la agricultura industrial usa como fertilizantes el potasio, el fósforo y el nitrógeno, productos que aumentan la cantidad de agua en las frutas y hortalizas dándoles un aspecto más turgente y brillante; mientras tanto, los cultivos ecológicos tienen más concentración de vitamina C.

Estudios recientes de la British Geological Society, demostraron que los cultivos intensivos (convencionales) hacen que frutas y verduras pierdan su sabor a causa de la falta de calcio, sodio, hierro y el cobre. Por su parte, la ‘agricultura limpia’ permite que las frutas y verduras conserven íntegros el sabor y el olor que las caracteriza.

Mayor riqueza en enzimas, antioxidantes y sustancias biológicamente activas: dado que su recolección se realiza en el momento justo de maduración del fruto, condición que no experimentan los alimentos de la agricultura industrial, ya que en la mayoría de los casos se recogen cuando el producto no ha cumplido su proceso de maduración, pasan por frigoríficos o se someten a largos viajes hasta el lugar de consumo.

“Estos procesos de recolección natural permiten que se relacionen continuamente el consumo de alimentos frescos con la prevención de tumores y enfermedades degenerativas”, afirma el especialista.

Sin fertilizantes químicos, plaguicidas, pesticidas, metales pesados, antibióticos: el uso fraudulento de hormonas y medicamentos de engorde puede generar graves repercusiones en los consumidores, como resistencias a los antibióticos, alergias, intolerancias, toxicidad o aparición de tumores, entre otros.

Evitan las transgresiones biológicas o cambios en el equilibrio natural de las funciones biológicas: las alteraciones genéticas en los cultivos (transgénicos) aún causan dudas, aunque aparezcan elogios en el contexto científicos.

Mensaje final

La alimentación limpia y equilibrada debe ser la apuesta de nuestra sociedad del bienestar para garantizar un futuro sostenible y con buena salud para todos.

 

Más información

www.yvanmet.net

 

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