Autora: Dra. Gilma E. Garrido

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Categorías: Medicina BiológicaTu Salud

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5 consejos para una buena alimentación

5 consejos para una buena alimentación

¿Por qué si las mesas de hoy tienen más frutas, verduras, lácteos y pocas grasas, las personas siguen estando enfermas? Alimentarse sanamente es un proceso mucho más complejo de lo que se cree.

Aunque estamos en la era light, en la que muchos se preocupan por estar en forma y comer más sano, las enfermedades siguen en franco aumento.

Cáncer de hígado, de páncreas, de estómago, gastritis, diabetes, colesterol elevado, esofagitis, problemas cardíacos y hasta gota siguen llenando las consultas médicas. ¿Por qué, si las personas dicen comer mejor, la salud no mejora? Todo indica que, al parecer, no comemos tan bien como creemos.

Esta verdad quedó revelada por Carlos E. Fuentes P., médico cirujano, especialista en homotoxicología y reconocido experto en medicina biológica, en el pasado Simposio de Medicina Biológica, realizado en Bogotá (febrero 2011) por Eurolife.Como defensor de la sana alimentación, este médico explica por qué no comemos realmente bien.

 “En este fenómeno de la mala alimentación, infortunadamente, la televisión y las tendencias tienen una gran influencia. Con solo ver 30 segundos de propagandas, los niños quieren comer lo que el comercial les dice.

Además, las personas no saben lo que consumen. Por ejemplo, no es cierto que en un jugo enlatado haya fruta, lo que hay es un químico que le da el sabor de la fruta. En sí, somos poco conscientes de lo que comemos” asegura el doctor Fuentes. Por ello, es tan importante aprender a conocer todos los alimentos y a leer sus etiquetas.

Esto significa que, pese al aumento en el consumo de frutas, verduras y alimentos libres de azúcar, continuamos alimentándonos con diversidad de productos que afectan la salud. Adicionalmente, la tendencia de la era light no garantiza que estemos comiendo bien. Comer bien es tener una dieta sana y equilibrada en todo momento, alejada de los productos procesados.

 Lo que hay detrás de cada bocado

En general, no somos conscientes de lo que comemos ni de cómo debemos comer. En este sentido, hay que hablar de los conservantes.

Estas sustancias, como son los nitritos, sulfitos y el dióxido de azufre, permiten que los alimentos se conserven y tengan mayor vida útil. Por tal razón, los nitritos se usan en el procesamiento de los embutidos y las carnes frías, mientras que los sulfitos y el dióxido de azufre se utilizan para refinar todo lo blanco, como el arroz y el azúcar.

Es decir, son sustancias ideales para la industria, pero no para el ser humano. Los nitritos, por un lado, se convierten en nitrosaminas, que son sustancias precursoras del cáncer, mientras que los sulfitos y el dióxido de azufre causan destrucción de la tiamina, una vitamina necesaria para el buen funcionamiento del sistema nervioso.

En esta gama de sustancias que tienen los productos procesados también aparecen los antioxidantes, como el propil galato y el BHT. El primero, como se ha comprobado, produce lesión renal y el segundo, cáncer.

Más adelante, están los aromatizantes, como el safrol, el estragol y el eugenol, y los edulcorantes sintéticos, como el xilitol, la isomaltasa, el sorbitol, la sacarina, el aspartame y el ciclamato, que han demostrado ser realmente perjudiciales para la salud.

 “Por ejemplo, el aspartame, que es usado en las bebidas hidratantes, ha provocado cáncer de hígado en ratas y de vejiga en humanos. Además, produce trastornos de comportamiento, déficit de atención, de aprendizaje, e insomnio”, según lo explica el doctor Fuentes.

 En lo que respecta a los productos que le dan sabor a la comida o a las comidas listas, como los caldos de gallina, las salsas de soya, las sopas de sobre y los adobos, también se han visto sus efectos adversos. Estos tienen glutamato monosódico, sustancia que interfiere en la síntesis de los neurotransmisores, afectando la calidad de vida.

 Es decir, para que una persona se sienta feliz y tranquila, necesita una producción correcta de neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, por eso, cuando estas sustancias son destruidas, las personas sufren trastornos depresivos.

 Igualmente se habla de los azúcares de absorción lenta y de absorción rápida. Los primeros son los carbohidratos complejos, como la papa, el arroz, la yuca, el plátano y la manzana, los cuales le entregan azúcar al sistema circulatorio de manera lenta y eso hace que el páncreas funcione de la misma forma: suavemente.

Pero, cuando alguien le imprime azúcares de absorción rápida al organismo, como las gaseosas y los dulces, logra que la secreción de insulina se haga de forma inmediata y súbita, lo que permite que se vayan dañando las células pancreáticas productoras de insulina.

 No se trata de dejar de comer, sino de alimentarse en forma balanceada y en las frecuencias adecuadas: ¡cinco comidas al día!

 Aprender a alimentarse

Como queda claro, alimentarse bien no se trata de comer light, sino de ser conscientes de lo que la industria ofrece. Así mismo, comer sano implica una serie de conductas que el hombre poco tiene en cuenta y que es importante aprenderlas:

 1. Seguir la lógica de la anatomía. La dentadura nos indica para qué estamos hechos. En un lado de la boca (media mandíbula), hay tres dientes molares y dos premolares, que sirven para moler los cereales y las legumbres.

Luego están dos incisivos, que se usan para cortar las verduras y frutas, y, por último, solo hay un canino, que corta el pescado y la carne. Esta estructura le dice al ser humano qué debe comer más y qué debe ingerir menos.

 2. Primero lo crudo. Los alimentos crudos (verduras y frutas) tienen vitaminas, minerales, oligoelementos indispensables para el organismo, mientras que los cocidos han perdido parte de su valor nutricional debido a las altas temperaturas a las que han sido sometidos.

 3. ‘Masticar’ los líquidos. A la hora de comer, hay que tener tiempo para saborear los líquidos, hay que dejarlos en la boca hasta que se saliven y tomen la temperatura corporal, pues toda sustancia que sea más fría o más caliente es una agresión para el cuerpo.

 4. ‘Beber’ lo sólido. Lo duro hay que masticarlo hasta convertirlo en una masa, que es la textura ideal para el esófago. Si no mastica adecuadamente, se lesionan las paredes del esófago y aparecen el reflujo y las hernias hiatales.

 5. Cambiar los hábitos. No se trata de dejar de comer, sino de cambiar la frecuencia. Si en el desayuno, el almuerzo y la comida se consume lo mismo, el organismo empieza a sufrir.

 Cambiar los hábitos. Comer despacio, no prender la televisión cuando se come, no comer trabajando. Comer es un acto de respeto al cuerpo.

“En 2008, dice el doctor Fuentes, la Organización Mundial de la Salud hizo un estudio que indicó que cerca del 80% de las muertes prematuras debidas a cardiopatías o accidentes cardiovasculares se podrían evitar con una alimentación saludable, actividad física regular y abstención del tabaco.

No hay médico ni un mago que pueda hacer algo por la salud de una persona si no se cambia la manera de vivir y la alimentación. El alimento es el mejor medicamento”.

Comentarios

  • gracias me sirvio muchooo muchas gracias nicole

  • es excelente el artículo, porque en este país, nadie esta dispuesto a hablar con la verdad. Ruben

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