Autora: Dra. Gilma E. Garrido

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Categorías: En TratamientoMedicina Biológica

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Terapia microbiológica, Probióticos contra infecciones y alergias

Terapia microbiológica, Probióticos contra infecciones y alergias

Los antibióticos siguen siendo la opción más utilizada para combatir las infecciones. No obstante, el mundo ha evidenciado las repercusiones negativas que producen en la salud. Debido a ello, nuevas alternativas médicas, como la medicina biológica, empiezan a ganar terreno.

¿Cómo explicar que una rinitis, una infección vaginal o una neurodermatitis tengan origen en comunidades microbianas en desequilibrio? ¿Cómo entender que un tratamiento para la piel pueda afectar al intestino?

Las respuestas a estas preguntas terminan por ratificar que hoy en día, no se puede ver la enfermedad como un hecho aislado, sino que, por el contrario, el organismo está interconectado en un todo, así como el ser humano en su esencia. Ya no se trata de ir al médico para curarse de una infección, sino de indagar qué está pasando en el organismo, en la mentalidad y en las emociones de la persona.

Esta necesidad de entender la salud como un todo le ha dado vida a nuevas terapias médicas, entre ellas a la medicina biológica. Para ésta, se explica que, al existir una correcta convivencia entre las comunidades microbianas patógenas y no patógenas en los seres humanos se tiene una mejor calidad de vida.

La microflora, que se encuentra en boca, nariz, garganta, tracto respiratorio, estómago, intestinos, zona genital y piel, es esencial para la salud, pues ayuda a activar el sistema inmune, a hacer síntesis de vitaminas y a metabolizar los ácidos biliares, entre otros.

En términos generales, las bacterias han sido reconocidas como agentes probióticos, es decir, que están en pro de la vida. A partir de este conocimiento, se ha empezado a comprender que los tratamientos farmacológicos, como el uso de antibióticos, pueden resultar contraproducentes, debido a que estos eliminan las bacterias buenas del cuerpo y desequilibran la microflora. Por ello es importante reforzar los propios sistemas de curación del ser humano para que se pueda gozar de un verdadero bienestar.

La médica alemana Sabine Ahrendt, quien estuvo en Colombia en el Simposio Internacional de Medicina Biológica 2011, realizado del 25 al 27 de febrero, por Eurolife, explica que, aunque tengamos buenos hábitos de vida, este hecho no garantiza por sí mismo que el mecanismo de regulación (la microflora) se encuentre balanceado; razón por la cuál es fundamental para la medicina biológica, la administración de probióticos en búsqueda del equilibrio de la salud.

“Como ejemplo, les puedo decir que en Alemania existen de 20 a 30 millones de alérgicos. Estas enfermedades se desencadenan por el estrés, el medio ambiente y la ingesta de medicamentos; de allí que sea vital fortalecer el sistema inmune. Hay que usar gérmenes probióticos activos e inactivos para la estimulación del sistema inmunológico y así poder tratar las infecciones agudas y las enfermedades crónicas”. Sostiene Ahrendt.

Probióticos y prebióticos: defensores de la vida

Como lo asegura la médica alemana, un sistema inmune y equilibrado ayuda a combatir diferentes tipos de enfermedades. Cuando, por ejemplo, un sistema actúa en excesiva función, ocurren trastornos alérgicos como la neurodermatitis, la urticaria, el asma bronquial y las alergias nutricionales. De la misma forma, las infecciones crónicas urogenitales y del tracto respiratorio, son desórdenes que indican un decrecimiento en la capacidad de respuesta del sistema inmune.

Siendo conscientes de la importancia del sistema inmune en la prevención de alergias e infecciones, los probióticos han ido ganando fama. Según el Programa Mundial de Alimentos (FAO, por su sigla en inglés), estos microorganismos, al ser administrados en dosis adecuadas, confieren un beneficio de salud al receptor.

Son una buena alternativa a los antibióticos pues, de forma natural y sin efectos secundarios, ayudan a mejorar sensiblemente el funcionamiento intestinal y a optimizar la salud, afectada por el estrés, los malos hábitos alimentarios y el abuso de antibióticos.

Para fortuna del ser humano, diversos alimentos son portadores de estos organismos. Los probióticos se encuentran especialmente en los lácteos y las leches fermentadas. En cuanto a los prebióticos (no son microorganismos vivos como los probióticos, sino carbohidratos no digeribles presentes en diferentes alimentos), están en el trigo, el ajo, los duraznos, la cebolla, la remolacha y las alcachofas, entre otros.

Sumado a ello y para tener un mejor refuerzo, el universo médico ha puesto al alcance una serie de suplementos nutricionales ideales. En Colombia, por ejemplo, se cuenta con la gama de medicamentos alemanes de SymbioPharm. En conclusión, las alternativas están al alcance: terapias que nos recuerdan que el cuerpo y la naturaleza ofrecen inigualables opciones de curación.

Por: Paola Andrea Martínez Con la asesoría de Sabine Ahrendt, md.
Medicina biológica

 

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