Radiación electromagnética: ¿bendición tecnológica o daño para la salud?

En los últimos dos siglos los avances tecnológicos han sido muchos más que en toda la historia de la humanidad. Las dos grandes categorías sin las cuales podríamos imaginar vivir son las telecomunicaciones y la electricidad. Estas tecnologías nos han hecho más fácil la vida, pero ¿a qué costo? Aún no hemos terminado de inventarlas, nos falta reconocer que efectos tendrán sobre nuestra salud a largo plazo. Lo que si sabemos es que tienen una gran desventaja: producen más irradiación de lo que los humanos estamos preparados genéticamente para recibir.

Hace más de 20 años se introdujeron los teléfonos móviles al mercado. Hace más de 20 años desarrollamos una relación de apego a estos aparatos. Los llevamos todo el día con nosotros y nunca nos alejamos a más de 10 metros de ellos, siempre a la vista, siempre a la espera de alguna actividad. Por más cómodos que nos sintamos con ellos estos producen altos niveles de radiación. Además, nuestros hogares están llenos de señales de comunicación que se suman a esta radiación: las antenas telefónicas, los electrodomésticos con acceso a Wi-fi y el microondas, entre otras fuentes. Es cierto, ¿por qué alejarnos de nuestros teléfonos móviles si desde ellos podemos conocer las noticias, comunicarnos con nuestros seres queridos, controlar nuestros electrodomésticos y vigilar nuestros hogares desde las cámaras de seguridad?

Según estudios realizados por el Bioinitiative Working Group, esta constante exposición a la radiación aumenta las probabilidades de padecer un tumor cerebral. También se cree que la radiación está relacionada al incremento de casos diagnosticados de pérdida de memoria temprana, desordenes de atención e hiperactividad, desordenes hormonales y del sueño, entre otros.

Un punto importante de recalcar es el grupo de riesgo en nuestras familias: los niños. Los niños son más susceptibles a la radiación dado que su desarrollo óseo no ha terminado, por lo que la radiación atraviesa más fácilmente los huesos del cráneo hacia el cerebro. Además tienen un sistema nervioso aún en desarrollo que es más sensible a los cambios del ambiente, y su tasa de división celular es más alta que la de los adultos, por lo que los daños se pueden expandir rápida y descontroladamente.

Otra fuente de radiación que afecta a todos los miembros del hogar es el uso continúo de microondas. El microondas nos ha ayudado durante años a todos en la cocina, nos ahorra tiempo y facilita la cocción de mucho alimentos. Lamentablemente, cambia el valor nutritivo de los alimentos y acelera su descomposición estructural. La forma en que el microondas calienta los alimentos es de adentro hacia fuera, estimulando las moléculas de agua, por lo que cambia la estructura molecular. Seguimos consumiendo los mismo nutrientes pero al ser presentados al organismo de forma diferente, el organismo no los reconoce y no los absorbe como debería. La forma más adecuada de calentar los alimentos es de afuera hacia adentro, como sucede en los métodos de cocción tradicionales.

Nosotros hacemos algunas recomendaciones para limitar la exposición sin dejar a un lado las ventajas que los avances tecnológicos nos han brindado:

• Lleve su teléfono móvil en el bolso o en su maletín
• Durante la noche o mientras esté cargándolo, mantenga el teléfono en una habitación en la que no duerma
• Demoré algunos años el regalarle a sus hijos un teléfono móvil tanto como sea posible. En realidad, ¿qué tanto necesita un niño de 8 años un teléfono?
• Caliente la comida en el horno o la estufa
• Siempre que vaya a calentar agua, hágalo en la estufa
• Durante la noche desconecte todos los electrodomésticos, incluyendo el microondas y el televisor

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