Longevidad: la revolución del siglo XXI

“En los 100 años contemplados entre 1950 y 2050, la población de sexagenarios se decuplicará y quienes viven más de 80 años serán 26 veces más numerosos”. Así lo dio a conocer Alexandre Kalache, presidente del Centro Internacional de Longevidad de Brasil, durante el Congreso Internacional Salud y Envejecimiento realizado recientemente en el Distrito Federal de México.

El aumento en cifras

El investigador latinoamericano afirma que para garantizarles un envejecimiento digno a las personas, el enfoque de los derechos debe orientarse al desarrollo de políticas públicas ajustadas a esta proyección, teniendo en cuenta que en 2050 las cifras de longevidad se presentarán, según lo visualizado, de la siguiente manera:

• Más de dos mil millones de personas mayores de 60 años habitarán el planeta.
• 17 de cada 20 vivirán en países en desarrollo.
• En 100 años la población mundial aumentará 3,7 veces.
• El grupo de hombres y mujeres que superarán la sexta década aumentará 10 veces.
• El conjunto de quienes vivirán más de 80 años se incrementará 26 veces.

Estas cifras deben tenerse siempre presentes porque influirán en el futuro, como ya lo hacen en el presente cuando se conoce que hoy en día la cifra de adultos mayores es superior a la suma de todas las personas que llegaron a los 60 años en épocas anteriores.

“A ninguna otra generación le fue concedido responder a cambios tan profundos y con repercusiones en todos los aspectos de la sociedad. Los profesionales de la salud deben aprovechar esta oportunidad”, recomendó Kalache.

Vejez digna y feliz

Los individuos deben envejecer en las mejores condiciones, porque en esta edad cualquier enfermedad es devastadora e implica altos costos. Los ancianos tienen derecho a recibir asistencia y los cuidados necesarios, subrayó quien fuera director del Departamento de Envejecimiento y Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La ‘revolución’ de la vejez

Para responder a la que llamó la “revolución de la longevidad del Siglo XXI”, urgió a:

Destinar más recursos a campañas de cuidado individual y comunitario.

• Fortalecer el nivel primario de atención.
• Formar más y mejores médicos generales.
• Promover una cultura del autocuidado.
• Garantizar que los futuros profesionales sean más competentes en todos los aspectos relacionados con el envejecimiento.

La gerontolescencia

“A medida que envejecemos, creamos otra etapa de experimentación y rebelión: la gerontolescencia. Se trata de optimizar las oportunidades de vivienda, alimentación, salud, educación, participación y seguridad de la población, para promover una etapa con calidad de vida”, concluyó Kalache.

Estas recomendaciones son clave cuando se sabe que la pirámide poblacional se está invirtiendo; dicho panorama hace pensar en la necesidad de tener mayor sensibilidad y conocimiento sobre los problemas que aquejan a la población de los adultos mayores, a la cual, sin duda, perteneceremos la mayoría de los seres humanos en algún momento.

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