Autora: Dra. Gilma E. Garrido

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Categorías: En ConsultaEn mi Interior

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Las emociones y la salud mental

Las emociones y la salud mental

Según la OMS, en el 2020 la depresión será la segunda causa de enfermedad en el mundo. La nueva orientación médica se encamina a tratar al paciente en su integridad: emociones, mente, energía, órganos, tejidos y espiritualidad. Una necesidad que se pide a gritos.

Los problemas emocionales y psicosociales han sido considerados, por largas generaciones, como temas exclusivos de las mujeres. No obstante, recientes estudios revelan que este tipo de situaciones también corresponden a los hombres. Al respecto, el doctor Boadie Dunlop, autor del editorial de marzo del 2011 del British Journal of Psychiatry, asegura que “anteriormente, las mujeres tenían el doble de probabilidades que los hombres de desarrollar un trastorno depresivo a lo largo de su vida; sin embargo, esta diferencia puede revertirse en las próximas décadas”.

Según este autor, los hombres occidentales se ven más expuestos, entre otras razones, porque “deben enfrentarse a unos cambios económicos y sociales que afectan su salud mental”. Esto quiere decir que las condiciones actuales de vida pueden influir negativamente en la salud de las personas, de tal forma que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, en menos de 10 años (2020), la depresión será la segunda causa de enfermedad en el mundo.

Mónica Avendaño Tafur, terapeuta psiquiatra, de Ser Pleno, Desarrollo Integral, quien participó en el pasado Simposio Internacional de Medicina Biológica de Heel (marzo, 2011), explica las razones por las cuales se presentan problemas como la depresión, la ansiedad y el insomnio, y cómo la medicina biológica los aborda para darles solución.

El equilibrio energético

“El equilibrio energético es la interacción armónica entre los aspectos emocionales, biológicos y espirituales de todo ser humano. Tal equilibrio siempre va a estar mediado por la programación neurolingüística (PNL) de la crianza, cultura y experiencias vividas, es decir, que esta determinará la respuesta de la persona frente a las exigencias y presiones de la vida”.

Esto significa que asuntos como la ansiedad, el insomnio y la depresión, son considerados como una forma de respuesta frente a una situación de la vida, como una elección inconsciente y aprendida, de acuerdo con unos parámetros recibidos en la crianza y en la experiencia de vida. Visto de este modo, la persona también podría optar por una respuesta de serenidad frente a la misma situación, pero ello va a depender de su confianza y de una capacidad de oferta frente a la demanda que le plantea la vida.

¿Significa esto que problemas como la depresión o la ansiedad no son un resultado de la situación, sino que se deben a “la manera de ver la vida” y al papel de víctima? Así es. Como lo explica la doctora Avendaño, los seres humanos tenemos cuatro formas de comportamiento arquetípico en contraste con cuatro formas equilibradas de comportamiento, que serían las ideales: 1) niño huérfano, maltratado, herido abandonado vs. Inocencia, o creer que todo es posible; 2) víctima vs. autoestima; 3) sometimiento vs. confianza en sí mismo; 4) saboteo vs. decisiones firmes y duraderas.

Entonces, si la programación neurolingüística de la persona se basa en el victimismo, pérdida de confianza y orfandad, será ésta, su manera de ver la situación, la que determine la aparición de sus síntomas. En este punto, el sistema límbico toma vital importancia, pues es allí donde se aloja el contenido neurolingüístico del ser humano. Por ello, es esencial tratar al paciente para “remover” terapéuticamente las homotoxinas emocionales y limpiar el sistema límbico.

Esto quiere decir, entrenar al paciente para que aprenda a desprogramar el pensamiento victimario y negativo al cual se acostumbró, y enseñarle a tener nuevas formas de pensamiento desde la autoestima y la confianza en sí mismo(a), a tomar decisiones duraderas, firmes y positivas, de manera que se logre el equilibrio energético dentro del ser.

Una opción integral

La medicina ha buscado diferentes formas de abordar dichos problemas. No obstante, una de las grandes falencias que ha presentado la medicina alopática o convencional, en psiquiatría, es el uso de los medicamentos, pues estos pueden provocar serios efectos secundarios tales como la dependencia a las sustancias que los conforman o la generación de bloqueos en los procesos naturales orgánicos.

Por razones como esta, médicos como el alemán Hans Reckeweg (1905-1985), plantearon nuevas opciones terapéuticas, entre las cuales se destaca la medicina biológica, la cual trabaja con medicamentos que no generan efectos adversos, sino que modulan la acción propia del organismo. Sin embargo, lo más importante de esta medicina es que cree en el “sanador interno” que tiene cada persona.

“Cuando cada ser humano reconoce la causa original de su problema emocional o psicosocial –dice la doctora Avendaño– organiza un estado natural de autosanación, que recoge todo tipo de sistemas de defensa emocional y espiritual para volver a su estado original de salud mental”,

Es decir, a una condición de salud equilibrada y positiva, que está presente en todos los seres humanos.

En ese proceso se aplican técnicas de liberación emocional y de reconocimiento de una identidad aprendida, para que esta pueda ser reemplazada. Esto, en términos médicos, significa poner a funcionar el lóbulo frontal, en vez de los lóbulos temporales, pues desde él se toman las decisiones sin puntos de referencia.

En sí, lo que la medicina biológica busca, en especial la psiquiatría, es hacer entender a las personas que problemas como la ansiedad, el estrés, la depresión y el insomnio, son tan solo conductas aprendidas a lo largo de la vida, que pueden ser totalmente modificadas para lograr un completo bienestar físico y emocional.

Conociéndonos a nosotros mismos

Los seres humanos nos enfrentamos a diversas emociones, las cuales, muchas veces, no logramos explicar o definir. Por ello, como medida para realizar la sanación interna, uno de los primeros pasos por dar es reconocer lo que cada emoción significa y encarna.

• Ansiedad: inquietud y zozobra sin ninguna causa aparente.

• Depresión: síndrome caracterizado por bajo estado de ánimo, ideas de tristeza, llanto fácil, desinterés por las actividades habituales, que puede ser acompañado por disminución del apetito, de la libido y del sueño.

• Estrés: respuesta exagerada ante una exigencia de la vida cotidiana que puede llevar a la persona a enfermarse.

• Tristeza: estado de ánimo bajo y reactivo, debido a una situación determinada.

• Ira: actitudes de violencia, irritabilidad y descontrol frente a una situación que se percibe amenazante.

• Miedo: inquietud motora y de ánimo frente a una causa reconocida y ante la cual se ha perdido la confianza en sí mismo(a) para resolverla.4

Por: Paola Andrea Martínez.
Con la asesoría de Mónica Avendaño,
terapeuta psiquiatra y especialista en medicina biológica.

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