Autora: Dra. Gilma E. Garrido

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Categoría: En Armonía

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El sol como terapeuta

El sol como terapeuta

El rey de los astros puede evitar el dolor de estómago, males del sistema inmunológico y la tristeza profunda. Este postulado terapéutico se sustenta en el hecho de que estar expuesto a los rayos solares aumenta la presencia de vitamina D

La ‘vitamina del sol’

Es muy difícil conseguir vitamina D a través de los alimentos, ya que solo se encuentra en pescados grasos, algunos hongos y soya orgánica; por eso el mejor camino, el más natural y saludable, para conseguir esta vitamina es la exposición a los rayos solares de manera adecuada.

Los alimentos no aportan las cantidades necesarias para balancear el organismo y complementar las dosis suficientes de vitamina D, por eso la toma de sol es tan importante, como alternativa para evitar la ingesta sintética de esta vitamina.  

Al exponer todo el cuerpo al sol por 10 minutos se producen  entre 10 mil y 20 mil Unidades Internacionales (UI) de vitamina D (dosis correcta), esto se debe a una reacción fotoquímica en la piel, producto de los rayos ultravioleta. Así sucede dependiendo del tipo de piel; las pieles oscuras necesitan mayor exposición al sol. 

Al respecto, el profesor de antropología de la Universidad de Toronto y especialista en pigmentación humana, Esteban Parra, señala los efectos benéficos de la toma de sol. “Para contar con la suficiente vitamina D en el organismo, la dieta es insuficiente; es necesario tomar el sol o, en los países en los que no sea posible, acudir a suplementos naturales, no tóxicos”, añadió el especialista.

Ilumínese para evitar la deficiencia

Lograr que la “vitamina del sol”  se recargue en el organismo se concreta con acciones sencillas, que, entras otras cosas, divierten:

  • Pasee por algo de tiempo afuera.
  • Realice caminatas cortas.
  • Haga paseos en bicicleta.
  • Efectúe jornadas de lectura en un parque.

En la más reciente Reunión Nacional de Dermatología Cosmética en Canadá, los especialistas de la piel concluyeron que la clave está en recurrir moderadamente al sol, buscando el equilibrio entre la dosis necesaria para tomar vitamina D y el no abusar de los rayos solares para mantener minimizado el riesgo de padecer cáncer de piel.

Los dermatólogos «quizás no deberían transmitir un mensaje tan extremista» a la hora de recomendar protección solar porque, incluso, la vitamina D es positiva para luchar contra el melanoma.

Efectos con poca luz

En los países nórdicos, la falta de exposición al sol es una de las principales causas de la depresión en los habitantes. Por ello, durante las temporadas de invierno suelen recetarles dosis de tres meses de vitamina D para combatir los efectos físicos causados por la ausencia del sol.

Los países con más deficiencia de vitamina D son Australia, Estados Unidos y Canadá. Esto permite recordar que pasar todo el día encerrado en una oficina o en casa no aporta nada a la salud y que una vida pasiva es mucho más nociva que una activa.

Los síntomas de la falta de vitamina D incluyen:

  • Dolores musculares óseos.
  • Deterioro cognitivo en los adultos mayores.
  • Asma severo en niños pequeños.
  • Infecciones debilitantes (respiratorias y estomacales).

Humanos, dependientes de la luz

Al igual que el proceso de fotosíntesis, los humanos dependen de la luz solar tanto como las plantas, lo que recuerda que, a pesar de la forma no sustentable de vida, tienen más en común con el reino vegetal de lo que se cree.

Más información
www.thetelegraph.cohttp://www.ecoosfera.com/

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