El poder de nutrir el cuerpo, el alma y el espíritu

La nutrición energética y emocional es un concepto integral que permite la transformación del ser humano, llevándolo a un estado de equilibrio, plenitud y armonía derivado de alimentar bien, no solo el cuerpo sino la mente, las emociones y el espíritu.

Para la doctora Anne Borissow, médica de la Universidad de La Sabana, especializada en medicina holística y sintergética, una buena nutrición permite a los individuos empoderarse y sanar su vida facilitando que el alimento sea medicina y la medicina se convierta en alimento, como lo definió Hipócrates.

“Los seres humanos somos una unidad en la cual se conjuga lo físico, lo mental y lo emocional; necesitamos nutrirnos física y energéticamente para conocer la relación existente entre los alimentos, los órganos y las emociones; así podremos conectarnos con nuestro ser y sanar las enfermedades desde nuestro interior”, comenta la doctora Borrisow.

La alimentación terapéutica

Una buena nutrición física y emocional es un instrumento terapéutico capaz de restablecer patrones de salud, armonía y bienestar deteriorados. Cuando existe el equilibrio entre mente, cuerpo y espíritu, se vive sanamente.

“Al nutrir sus emociones usted vuelve a lo básico y esencial, y deja de lado aquellas cosas que intoxican su cuerpo y no son nutritivas para él”, asegura la doctora Borrisow.

Cuando se nutren sus pensamientos existe una cadena de acontecimientos que permiten revelar cómo los alimentos físicos van a modificar nuestros pensamientos y nuestras acciones. Se trata de identificar qué alimentos son benéficos para el organismo y sus diferentes estados de ánimo; es distinguir de qué me nutro en cada momento de mi vida.

“En la nutrición está también la búsqueda de los alimentos más adecuados para nuestra alimentación mental y emocional; es empezar a buscar actividades, pensamientos o palabras semilla que nos ayuden a recuperar esa energía vital para vivir una vida lo más plena posible”, aclara la especialista.

Potenciar la energía

Al nutrirnos en todos los aspectos vitales de la vida, estabilizamos nuestra energía y para ello es fundamental:

• Evitar el uso de aditivos en la alimentación (sales y azúcares, principalmente).
• Consumir alimentos orgánicos.
• Generar pensamientos positivos.
• Cumplir con el consumo de las tres comidas esenciales (desayuno, almuerzo y comida) y dos adicionales (medias nueves y onces).
• Evitar espacios de ayuno mayores a tres horas para fomentar el equilibrio metabólico.
• Medir el tamaño de las porciones. Por ejemplo: utilizar el puño de la mano como unidad de medida (la palma de la mano es la medida de proteína que se debe consumir al día, las dos manos unidas formando un óvalo es la cantidad de verduras por consumir diariamente, y el puño cerrado determina el tamaño de las frutas que debe ingerir cada día).
• Aprender a sonreír frecuentemente para liberar endorfinas y permitir que el cuerpo se sienta mejor.
• Elegir actividades de relajación, que le ayuden a centrarse y encontrarse consigo mismo.
• Alimentarnos de acuerdo con nuestras necesidades personales (limpiar emociones y pensamientos).
• Eliminar alimentos tóxicos como azúcar o harinas refinadas o  alimentos light con edulcorantes. Preferir endulzar con estevia, jarabe de arce o agave.
• Evitar el alcohol, el tabaco, las gaseosas y los alimentos con preservantes.
• Beber abundante líquido, preferiblemente agua con limón para mayor equilibrio.
• Crear el hábito de evacuación intestinal de manera natural. Se recomienda acostumbrar al organismo a hacerlo en las primeras horas de la mañana.

Finalmente, desintoxique su organismo periódicamente con la asesoría de su médico y ponga en práctica hábitos saludables que estabilicen de manera integral su organismo. Pruebe las recomendaciones sugeridas, disfrute de una nutrición física, mental y espiritual.

Más información
annebgw@gmail.com