Autora: Dra. Gilma E. Garrido

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Categorías: En ConsultaMedicina Biológica

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El daño osteoarticular, un dolor que mata

El daño osteoarticular, un dolor que mata

Como médico ortopedista, atiendo en la consulta diaria a pacientes de ambos sexos, con quejas comunes independientemente de la edad. Escucho a los pacientes lamentarse de un dolor articular que les apareció de repente, y el viacrucis para descubrir el diagnóstico para luego ponerle fin:

  • “Me levanté en la mañana y sentí un dolor al poner los pies en el piso”
  • “Empiezo a sentir un traquido en la rodilla cuando bajo o subo las escaleras”
  • “Doctor, mi dolor aumenta cuando hay tiempo húmedo y frio”
  • “Ya no consigo caminar tan rápido, como antes, siento que todo me duele”
  • “He asistido donde varios especialistas, me han tomado exámenes de sangre, radiografías y me dicen que todas me salen normales”
  • “Me han formulando diferentes analgésicos y antiinflamatorios, que sólo me quitan el dolor mientras los tomo. Sin embargo, ya empecé a sentir ardor en la boca del estómago”.

Estas quejas tan variadas pero tan comunes en muchas personas, independiente del estrato social o del género, son los síntomas de alarma que nuestro organismo va manifestando en el inicio de la enfermedad osteoarticular.

Así nace el daño articular

Mi experiencia como ortopedista, me ha enseñado que la enfermedad que se manifiesta hoy, con seguridad lleva meses o años de incubación silenciosa. Entender el idioma con el cual se expresa nuestro organismo es una prioridad que nos permitirá evitar el progreso y la cronicidad de la enfermedad.

Generalmente, el daño articular que no se genera en un accidente o en un proceso traumático, obedece a una inflamación crónica de origen en las vías digestivas. Nuestro intestino está en contacto directo con todo lo que comemos, y de esta manera con el medio ambiente externo.

La inflamación que inicialmente es un proceso de defensa ante esas agresiones externas, va generando diferentes sustancias que defienden a nuestro cuerpo. Sin embargo, si esta agresión es permanente, vamos perdiendo el control local del daño y, por vía sanguínea, linfática o por vecindad, vamos llevando el campo de batalla a todo nuestro organismo.

La articulación compuesta de tejido óseo, cartílago, ligamentos, músculos, vasos sanguíneos y membrana sinovial, se compromete en esta lucha, y es allí donde aparece el dolor como síntoma, la limitación funcional y la inflamación.

El cartílago hialino que recubre el hueso en las grandes articulaciones, tales como hombro cadera, rodilla o tobillo, no tiene terminaciones nerviosas, por eso el daño articular sólo lo sentimos cuando se comprometen otras de las estructuras que componen la articulación.

La forma más sencilla de entender qué es el cartílago hialino, es recordar esa parte blanca brillante de la punta de los huesos cuando comemos el pernil del pollo. Este nos ayuda a amortiguar el impacto cuando caminamos, corremos o saltamos. Su forma es lisa y es lubricada por el aceite articular llamado líquido sinovial.

La enfermedad crónica del cartílago hialino se llama artrosis y puede comprometer una o varias articulaciones a la vez.

El traquido o sonido articular al movimiento, el dolor, la inflamación, o malestar en el tejido óseo, son síntomas evidentes de que el daño articular ya empezó, así los resultados de los exámenes de laboratorio y las radiografías aparentemente sean normales.

Si algo nos duele en nuestro organismo o existen síntomas de inflamación, como calor, rubor, edema o limitación funcional, que aparece en una articulación y desaparece, para nuevamente presentarse en otra articulación y se manifiesta con los cambios climáticos, estemos alerta, pues nuestro organismo nos está diciendo que existe algo errado en nuestros hábitos.

Consultemos a un especialista en medicina biológica, pues él nos ayudará a descifrar ese “idioma del dolor”, y así evitaremos que el síntoma se convierta en enfermedad articular degenerativa, protegeremos nuestro tejido óseo, y evitaremos también terminar en un reemplazo articular.

Por: Édgar Estrada Serrato, MD
Ortopedista-traumatólogo
www.doctoredgarestrada.com

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