Autora: Dra. Gilma E. Garrido

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Categoría: Recomendado

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Consuma Omega-3: su cuerpo lo agradecerá

Consuma Omega-3: su cuerpo lo agradecerá

Este grupo de ácidos grasos equilibra varias funciones fisiológicas. Como el organismo fabrica con dificultad los omega-3, requiere cantidades adicionales a través de la alimentación.

“La comunidad científica ha adelantado (y continúa haciéndolo) muchos estudios para lograr entender todos los efectos beneficiosos relacionados al consumo de omega-3. Gracias a estos estudios se pueden identificar los objetivos de salud que se pueden alcanzar con más facilidad gracias al consumo de omega-3”, asegura la doctora Gilma Garrido, médica biológica. 

Las fuentes principales de omega-3 son:

  • Crustáceos
  • Pescados de aguas frías
  • Semilla de linaza
  • Semilla de chía
  • Nueces

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La popularidad de los omega-3 se deriva de su necesidad para el organismo; su deficiencia en la dieta es una epidemia y desencadena el desarrollo de enfermedades crónicas y degenerativas, como:

Desórdenes inflamatorios: desequilibrios importantes del sistema inmunológico presentes en la mayoría de las enfermedades crónicas. Hay desorden inflamatorio cuando la intensidad y la duración del proceso inflamatorio del organismo son excesivos.

  • Ejemplos: desórdenes cardiovasculares, mentales, gastritis, colitis, artritis, tendinitis, mialgias, obesidad y diabetes.

Dislipidemias: desequilibrios de los niveles de colesterol y triglicéridos.

Síndrome premenstrual y dismenorrea: desequilibrios hormonales que antes o durante la menstruación generan dolor abdominal, dolor de cabeza, dolor de mama, náuseas, calambres, estreñimiento o diarrea y trastornos emocionales (irritabilidad, depresión o incertidumbre).

¿Cómo actúa en el organismo?

Los dos principales ácidos grasos clasificados como omega-3 son el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA).  Los estudios científicos demostraron que son los principales responsables de la utilidad nutricional de los omega-3. Sus principales funciones son:

EPA

  • Aumentar la fluidez de la membrana celular.
  • Aumentar la utilización de los lípidos para producir energía.
  • Aumentar las acciones antiinflamatorias.
  • Mejorar la salud neurológica.
  • Mejorar la integridad de las articulaciones.
  • Mejorar la salud cardiovascular.
  • Mejorar las funciones cognitivas y el estado de ánimo.
  • Mejorar el control inmune.
  • Reducir el envejecimiento prematuro.
  • Reducir los procesos cancerígenos.
  • Reducir los efectos del estrés. 

DHA

  • Favorecer el óptimo desarrollo del feto.
  • Favorecer el desarrollo neurológico incluyendo la visión.
  • Favorecer las funciones cognitivas y el buen estado de ánimo.
  • Favorecer la fluidez de la membrana celular.
  • Favorecer la utilización de los lípidos para producir energía.
  • Favorecer las acciones  antiinflamatorias.
  • Favorecer la salud cardiovascular.

 ¿Por qué la deficiencia en omega-3?

Hábitos alimentarios inadecuados, dietas para bajar de peso, problemas metabólicos y trastornos gastrointestinales suelen ser los responsables de la deficiencia de omega-3:

  • Las dietas occidentales suelen ser deficientes en fuentes de omega-3.
  • El cuerpo humano es capaz de sintetizar los ácidos EPA y DHA a partir de un ácido graso esencial llamado ácido alfa linolénico, pero con dificultad.
  • Algunas circunstancias pueden bloquear significativamente la producción de EPA y DHA.
  • Los trastornos gastrointestinales comunes dificultan la asimilación de EPA y DHA.

No exagerar

Su nutricionista le indicará las dosis adecuadas de omega-3 para su organismo; sin embargo existen contraindicaciones para ingerirlo cuando se presentan respuestas alérgicas severas a camarones.

Para optimizar los resultados del consumo de omega-3:

1. Balancee el aporte de ácidos EPA y DHA en la alimentación.  Recuerde que el omega-3 se encuentra presente en crustáceos, pescados de agua fría, semilla de linaza, semillas de chía y nueces. El organismo necesita un suministro constante de omega-3 para conservarse sano, en ese sentido la Asociación Americana del Corazón recomienda ingerir dosis diarias de 900 mg (una cucharadita). 

  • Evite situaciones que bloquean su producción (emociones como culpabilidad, tristeza, pesar, miedo, ansiedad o enojo).
  • Reduzca del consumo de alcohol, glucosa y fructosa, grasas trans y ácido araquidónico (productos cárnicos).
  • Omita la exposición a metales pesados (mercurio, plomo y cadmio).
  • Si aún lo hace, deje de fumar.
  • Evite dietas extremas o bajas en proteínas.
  • Controle la fiebre.
  • Controle el envejecimiento.

2. Controle las disfunciones del sistema digestivo (gastritis, reflujo, llenura, flatulencia en exceso) y la falta de secreciones biliares y pancreáticas, principales frenos para la asimilación adecuada del omega-3.

Conocer el funcionamiento del estómago permite entender que en realidad estas condiciones ocurren por falta de producción de ácido gástrico (hipoclorhidria). Muchas personas cometen el error de consumir antiácidos y dañan aún más su función estomacal.

Un estómago sano es un estómago muy ácido, por eso re-acidificarlo es una buena condición para mejorar las secreciones biliares y pancreáticas, y conseguir una buena absorción de los nutrientes aceitosos como las fuentes de omega-3

Más información
www.fundanatura.com

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