Arte-terapia Sanación por medio del lenguaje no verbal

Esta técnica permite que las personas manifiesten todas sus emociones a través del lenguaje no verbal y así encuentren el camino de la sanación.

¿Curar a través del arte es realmente posible?

Esta es una de las primeras preguntas que se hacen los especialistas y los mismos pacientes cuando se les habla de la arte-terapia o terapia artística.

Como respuesta, la experiencia médica ha podido demostrar que las expresiones artísticas ayudan a fortalecer la capacidad de expresión, especialmente de aquellas situaciones que son difíciles de verbalizar, como los episodios traumáticos, es por esto que la medicina alternativa ha girado su atención sobre esta práctica.

De esta manera, simbolizar sentimientos y vivencias a través del arte y el lenguaje no verbal, permite que tales sensaciones se vuelvan menos amenazadoras para la persona, logrando vivir una vida más sana en todos los sentidos.

Bajo este concepto, la arte-terapia da sus primeros avances en el siglo XX, de la mano de psiquiatras como Max Simon, en Francia, y Hans Prinzhorn, en Alemania, quienes se interesaron en la producción plástica que desarrollaban los enfermos mentales, por lo que la coleccionaron y estudiaron.

Luego de estos primeros análisis, la arte-terapia se formaliza como una práctica clínica, siendo reconocida la estadounidense Margaret Naumburg como una de las primeras arte-terapeutas del mundo.

Para ella, los fundamentos de la terapia artística se encuentran en la expresión de los sentimientos y pensamientos más importantes de las personas que, proviniendo del inconsciente, se manifiestan a través de imágenes y el lenguaje no verbal; es decir, no mediante las palabras.

Para entender en profundidad este concepto, hablamos con Ana Carolina Ramírez Florián, diseñadora industrial, especialista en terapias artísticas, de la Academia de Bellas Artes de Milán (Italia):

“La arte-terapia se emplea en diferentes áreas como la salud cognitiva y psíquica, en procesos de rehabilitación y en el campo académico. Es una herramienta muy poderosa con efectos tangibles.

Por ejemplo, en un trabajo hecho en un hospital oncológico en Italia, en el que se aplicó la arte-terapia en pacientes de quimioterapia, se evidenció cómo consiguieron evocar recuerdos, revivir momentos felices, recordar familiares, lo que creó efectos fisiológicos notables: pudieron hablar o expresar miedos, algo que, de por sí, ya otorga beneficios terapéuticos”, explicó la experta.

Estos efectos positivos a los que se refiere la arte-terapeuta han sido ampliamente analizados por diferentes especialistas de la historia, quienes han logrado establecer cómo el arte opera en los seres humanos y qué beneficios otorga:

• Se logra el fortalecimiento de la autoestima (especialmente en personas con problemas de aceptación), entendida en su doble articulación: ser capaz de encarar los diferentes desafíos de la vida y sentirse merecedor del hecho de ser feliz (Nathaniel Branden, 1969).

• Se obtiene el fortalecimiento yoico –o el mayor conocimiento de sí mismo–, gracias a que el arte hace hincapié en la autorrealización, estimula el deseo continuo de desarrollar potencialidades, facilita la espontaneidad y la creatividad (Maslow, 1943).

• Se aporta al desarrollo de un sentido de lo lúdico, ya que “el individuo descubre su persona solo cuando se muestra creador” (Winnicot, 1971).

• Se llega a la dignificación, pues, mediante las intervenciones en arte, el sujeto amplía la comprensión de sí mismo, logra hacer el insight (mirar dentro), lo cual no es posible por otros medios. Además, enriquece sus posibilidades de comunicación (Malchiodi, 1998).

Ramírez asegura que el arte también es un medio ideal para el tratamiento de enfermedades y para su prevención. “Permite aceptar y entender las condiciones en las que vivo y descubrir qué cambios debo realizar para mejorar, pues la enfermedad es tan solo la manifestación de una necesidad del alma.

La enfermedad avisa que hay un cambio por hacer. Uno puede creer que todo está bien o no entender por qué se enferma, pero a través de estas expresiones artísticas descubre situaciones que no sabía que existían o que no quería admitir y que afectan la salud”.

Una mirada crítica y profunda

La arte-terapia también ha sido probada y utilizada para la sanación en enfermedades de alta complejidad médica y social como el VIH. En este caso, uno de los especialistas que más ha estudiado el tema en Suramérica ha sido Luis Formaiano, socio fundador de la Asociación Argentina de arte-terapia.

De acuerdo con su opinión:

“las intervenciones arte-terapéuticas en VIH comenzaron casi en paralelo con la diseminación de la epidemia, ya que pueden rastrearse experiencias tan tempranas como las realizadas en el Bellevue Hospital de la ciudad de Nueva York por las doctoras Irene Rosner David y Sharon Sageman, trabajos que han permitido establecer modelos de terapia para este tipo de pacientes”.

El experto afirma que las diversas personas que han pasado por su taller, cada una en un estadio diferente de la infección y con necesidades distintas, han logrado hacer la representación del virus y llegar a su aceptación.

Tomando conciencia sobre la responsabilidad de cuidarse y cuidar al otro, enfrentando el miedo a la soledad y la lucha contra los fantasmas, así como la aceptación de la nueva forma de vida, la visión de sí mismos y el acercamiento a todos los matices que el arte puede incorporar para enriquecer al sujeto, y hacerlo sentirse digno y merecedor de un futuro con tantas posibilidades como él desee.

La mandala, una fuente de expresión

Dentro de los diferentes medios artísticos que se utilizan en la arte-terapia (danza, pintura, plástica, escultura, fotografía, música, etc.), la mandala es un modelo de trabajo grupal ideal para el autoconocimiento.

En una sesión de más de tres horas, un grupo de personas construye una mandala (palabra que en sánscrito quiere decir círculo sagrado –ver foto–) y, durante el acto creativo, surgen inquietudes, emociones, las personas evocan y afloran su interior. De esta manera, se pueden identificar diferentes actitudes (la persona hace su proceso de análisis e identificación).

Se denotan las actitudes perfeccionistas, se descubre la capacidad de compartir, de respetar el trabajo del otro, se notan los ritmos de vida de las personas: aceleradas o serenas, y también se identifican los niveles de inconformismo, entre otros.

Luego de este trabajo, se hace un cierre y se destruye la mandala para representar el desapego y el desprendimiento, como un momento que los seres humanos deben aprender a manejar. Es una terapia integral de la medicina alternativa, que ofrece enorme información sobre el interior de cada persona.

Por: Paola Martínez Ocampo
Con la asesoría e información de Ana Carolina Ramírez Florián, especialista en terapéutica artística de la Academia de Bellas Artes de Milán (Italia)