Autora: Dra. Gilma E. Garrido

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Categoría: Nutrición al Día

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5 errores frecuentes en el consumo de la leche de vaca

5 errores frecuentes en el consumo de la leche de vaca

Como bien lo ha señalado la medicina biológica, el consumo inteligente de la leche de vaca es, precisamente, no cometer los errores más frecuentes (ver recuadro).

1. Exceso: Como cualquier otro alimento, todo exceso es dañino. Usualmente se relaciona con flatulencia y heces blandas. El exceso de lácteos, lo mismo que el de cualquier proteína de origen animal, acidifica el organismo y, paradójicamente, es causa de osteoporosis y otras enfermedades.

No es infrecuente encontrar a un niño de un año de edad tomando de cuatro a siete teteros al día, como tampoco lo es uno de cuatro años de edad con cuatro y cinco porciones de lácteos.

Para no entrar en polémica sobre la cantidad que debe tomar un niño después de que se haya iniciado la alimentación complementaria y sea menor a los dos años de edad, recomiendo dos máximo tres porciones al día.

Después de esta edad, una o dos diarios. Se debe tener en cuenta que muchos toleran una sola (o ninguna) a juzgar por los síntomas de disfunción digestiva que presenta el niño cada vez que toma leche.

2. Combinaciones con otros alimentos: En realidad, la leche de vaca permite consumirse simultáneamente con muy pocos alimentos. Su combinación con otras comidas, puede causar indigestión o intolerancia inmunológica (alergia).

No debe consumirse simultáneamente con frutas, el vaciamiento digestivo que la gente suele percibir después de esta combinación, usualmente se debe a mala digestión, más no al efecto laxante; huelan el olor de las heces y lo sabrán.

En general, no es aconsejable consumirla con huevo, ni con cualquier tipo de carne, mucho menos con pescado (incluye las salsas a base de leche).

Y cada vez somos más los pediatras que nos hemos dado cuenta de la mala digestión que muchos niños tienen con las mezclas de soya y leche de vaca. Tengamos en cuenta que la culinaria o la industria alimentaria solo se preocupan por el sabor, no por la salud intestinal.

Una combinación extravagante y, a la vez, muy común, es la que muchas mamás, sin darse cuenta, practican frecuentemente en le desayuno de sus hijos: una bebida achocolatada, que a menudo contiene soya, y junto a ella un huevo, muchas veces revuelto con jamón.

Por si fuera poco, la bebida final es un jugo de cualquier fruta. Y no hay que olvidar que el jamón, a su vez, puede contener soya y carne de cerdo.

3. No tener en cuenta la susceptibilidad individual: Fue el Dr. Artemo quien, por primera vez, expuso la teoría de que las personas con grupo O (cero) corresponden básicamente al primer hombre africano, el cual tiene poca tolerancia a la leche, debido a que era fundamentalmente cazador.

El grupo A, corresponde al hombre que desde el África migró al sur oriente asiático y medio oriente, tolera mejor la leche. Este hombre se estableció en comunidades e inició la agricultura.

El grupo B corresponde al hombre que migró al norte de Europa, Rusia y Asia. Este tolera muy bien la leche, ya que se alimentaba de la leche de sus rebaños. En términos generales, los individuos de raza negra, indígena y oriental, no la toleran bien.

Los de origen europeo, en general, sí. Y en realidad, cada persona sabe cuánta leche entera tolera. El problema es que mucha gente no escucha las quejas de su intestino.

4. No tener en cuenta la inflamación intestinal: Independientemente de los errores anteriores, quien tenga un intestino inflamado hecho que puede percibirse por los síntomas y signos sutiles de disfunción intestinal no tolera la leche.

Tener un intestino sano es una condición obligada para tolerarla. Debido a que el hombre tiene su intestino cada vez más inflamado, en el futuro la tolerará mucho menos.

5. Manipulación industrial: Exceptuando el queso, que tiene algo de manipulación industrial, nunca consuma lácteos manipulados industrialmente. Esto incluye yogures, bebidas achocolatadas y salsas, pues suelen tener aditivos alimentarios.

Recordemos que el queso es el alimento que más calcio tiene en la naturaleza y, además, tiene poca lactosa, por lo cual es bien tolerado.

Nunca lo consuma en conjunto con otra proteína. Sólo con chocolate natural en forma de bebida y arepa. Le parecerá muy simple, pero esa simpleza fue la característica de las comidas con las que evolucionó el hombre durante miles de años.

Por: Medardo Rosales Estrada. MD Pediatra
www.niñosinalergias.com

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