3 claves cuando los abuelos cuidan a sus nietos

A la hora de educar a los niños los modelos de crianza entre padres y abuelos suelen variar y, en ocasiones, acarrean conflictos familiares y confusión en los chicos. Lo importante es llegar a acuerdos para que la colaboración se presente de manera armónica, de acuerdo con los lineamientos impuestos por los padres.

En la actualidad, debido a la participación laboral de madres y padres fuera de casa, en el proceso de la crianza de los hijos, estos suelen contar con el apoyo de los abuelos. Algunos de ellos son complacientes en extremo y consideran que los nietos son ‘angelitos caídos del cielo’ a quienes hay que permitirles hacer y deshacer a su gusto y conveniencia.

Otros, por el contrario, insisten en que la letra con sangre entra y que la mano dura es necesaria si de disciplinar se trata. En todo caso, cuando no hay acuerdos claros y consensuados, el niño acostumbra manipular a conveniencia, pero adicionalmente queda atrapado en una contradicción de normas. Por ello tenga en cuenta que:

1. Los abuelos no educan a los nietos de la misma forma como lo hicieron con sus hijos. Puede suceder que aquel que fuera un padre autoritario e inflexible se convierta en un bonachón, tierno y consentidor a la hora de enfrentarse a sus nietos. Aunque no hay que generalizar, los abuelos cambian cuando de nietos se trata.

“No es para menos pues de alguna forma es una nueva oportunidad para demostrar afecto, desprovista ya de la angustia de la responsabilidad directa de ser los progenitores. En ocasiones se ha evidenciado que los abuelos quieren hacer con sus nietos lo que no practicaron con sus hijos, como prestarles mayor atención”, explica la psicóloga Angie Pérez Vargas.

2. Las relaciones entre padres y abuelos frente a la tarea de educar a los hijos no es fácil; querer imponer normas y contradecirse es una situación usual, ya que las generaciones son diferentes, las tradiciones de los mayores se oponen a los nuevos libros sobre educación y tendencias de los más jóvenes, por esta razón es clave dialogar y dejar muy claras las normas de crianza que desean impartir los padres en su hogar.

3. La responsabilidad de la crianza recae sobre los padres, mientras los abuelos pueden ser más permisivos y evidentemente ya no tienen la misma energía y fuerza para criar. Y es que sobre los abuelos no va a caer el peso de los errores que llevarían a los niños a convertirse en personas desobedientes, irrespetuosas o incluso en adolescentes problemáticos.

“Siempre y cuando, los abuelos no contradigan o incumplan las normas que los padres tengan, la situación no tiene que salirse de control. Otra cosa es cuando los abuelos, de manera consciente o inconsciente, asumen la tarea de la crianza de forma impositiva, pues no falta el abuelo que les prohíbe a los padres ejercer su función de ‘correctores’, cuando están en su presencia”, explica la psicóloga Pérez.

Las implicaciones de la crianza

Las vivencias de los niños en sus primeras etapas de vida repercuten en esos seres humanos por el resto de su existencia. Por eso una adecuada crianza, rodeada de amor, reglas claras y complicidad, cuando sea necesario, conducirá al éxito educativo. Recuerde que criar a un niño implica:

• Transmitir valores establecidos y una forma particular de ver la vida.
• Compartir con los hijos tiempo de calidad, escucharlos, jugar con ellos, enseñarles aquellas cosas que solo los años dan; son tareas que los abuelos deben aprovechar durante los momentos que comparten con sus nietos.
• Tener claro, por parte de los padres, que la responsabilidad y la imposición de normas es un asunto que no se delega ni a la escuela, ni a los abuelos.

Por supuesto, a nadie le han dado un diploma de paternidad. Los criterios para educar están abiertos y dispuestos para cada caso en particular. Cuéntenos cómo le va con la crianza de sus hijos y el aporte que sus padres ofrecen en ella.

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